"Un paquete de Ausonia, un minuto en investigación contra el cáncer de mama". Con este mensaje en su publicidad de compresas, la compañía dedicada a productos sanitarios da a conocer su campaña de donación de fondos a la Asociación Española Contra el Cáncer. En sus anuncios vincula esa solidaridad empresarial a la compra del producto, aunque su aportación —la última, 300.000 para un proyecto de tres años de la AECC— no varía en función de cuántas unidades se vendan. Esta clase de prácticas forman parte de una estrategia de responsabilidad social corporativa (RSC) de las empresas para algunos; pero son mera publicidad para vender más para otros. Sea lo uno o lo otro, este tipo de acciones han cobrado impulso en España como mecanismo para ganarse la confianza y fidelidad de los clientes y empleados en un mercado cada vez más atomizado. Pero pese a las buenas intenciones —cuando lo son de verdad—, no todo vale. "Hay dudas cuando la RSC se asocia a un producto para multiplicar las ventas, pero tampoco está mal". Es la opinión de Ana Sáinz, directora general de la Fundación Seres (creada en 2009), que promueve que las empresas españolas desarrollen acciones que redunden en la mejora de la sociedad.
Más información: elpais.com fundacionseres.org
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Publicado por Ramón Ramos Peña para ECOMON el 11/24/2012 12:40:00 p.m.
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